Croacia jugará su primera final mundialista después de otro partido en el que volvió a imponer su fútbol en el muy largo plazo de los 120 minutos. Se rehízo y devolvió a la Inglaterra del «Coming Home» a la falta de confianza.
Inglaterra empezó jugando su mejores minutos en el torneo. En el cinco, una llegada de Dele Alli al borde del área obligó a una falta de Modric. Se reproducían sus dificultades del Tottenham-Madrid. El tiro libre lo coló con clase Trippier, noveno gol a balón parado de doce ingleses.
Croacia, que había salido con Brozovic por detrás de Modric y Rakitic, debía elaborar. Lo hizo bien hasta la zona de tres cuartos, hasta que las dificultades que le planteaba Inglaterra desmoronaban su construcción lenta, dificultosa.
Inglaterra se hizo fuerte en su 5-3-2 y Modric recibía muy lejos, en el inicio del interior derecho, casi en el lateral. Rakitic, en la zona del 10. Les faltaba alguien por delante, seguramente Kramaric. Mandzukic no encontraba balones y lo poco que hizo llegó por Rebic, el más rápido en una Croacia cansada. Hizo lucirse a un atentísimo Pickford en una única ocasión del primer tiempo, no por casualidad tras pase de Modric.
El juego croata no consiguió mucho más y fue Inglaterra la que llevó peligro adueñándose del interior y con el inteligente recurso a la delantera: Kane se las llevaba por alto y Sterling en largo. Su velocidad hacía estragos a la espalda de los medios croatas. Kane pudo marcar en el 30 y Lingard en el 36, en una jugada muy descriptiva: Kane la inició en la media, y Alli y Lingard aparecieron después. Han sido unos interiores flotantes, de llegadas.
Inglaterra estaba mejor puesta en el campo, parecía más rápida y además ganaba por alto. Los fortísimos centrales (gran Stones) todavía emparedaban a Mandzukic. A Croacia le quedaba algo de juego exterior (Rebic) y gotas combinativas (extracto) de Modric. Se imponían los cambios en el descanso.
Pero Dalic no tocó nada y acertó. No movió el gesto ni el equipo. El juego se reanudó parecido, con unas primeras amarillas de impotencia croata. Los balones buscaban siempre a Rebic, que es bravo, pero se enfrentaba a una defensa electrificada. Cambió de banda y a Stones le sucedió Walker. Croacia insistía con un juego pausado, casi desfalleciente, e Inglaterra le respondía con vigorosas llegadas a tres toques. Un juego quizás demasiado directo. La pelota se la fue quedando Croacia sin peligro, aunque se alteraba el equilibrio: del 50-50 al 60-40; aunque casi todo eran pases nada sorprendentes desde el lateral. Lo único realmente bueno fue una jugada de Strinic y Rebic que consiguió revelar el primer cortocircuito en la marca entre Trippier y Walker. Hasta el 65, una peligrosa llegada de Perisic que detuvo Walker otra vez. La clave estaba en el origen: Modric centrando desde la línea de fondo.
Dalic no tocó nada salvo una permuta en las bandas y acertó. El enésimo pase desde el lateral de Vrsaljko lo ganó Perisic adelantándose a Walker con formas de karateka. Era el segundo despiste entre Trippier y Walker.
Perisic tuvo el partido en un tiro al palo minutos después en la primera duda de Pickford. Croacia socavaba la firmeza inglesa, asomaba la vieja duda, su tradicional flan en el área. Southgate había entregado la pelota y ahora debía recuperarla, pero Croacia hacía daño por la conexión Modric-Vrsaljko. El otro problema era que Croacia, equipo diesel, dejó de parecer cansada. Se equilibró el ánimo y el ritmo.
Inglaterra respondió con un Rashford fresco, pero un revitalizado Perisic y Mandzukic forzaban el titubeo defensivo inglés. Kane no aparecía en el área contraria, sino lanzando pases a los secundarios Lingard y Alli.
La mejoría de Croacia se había producido sin sustituciones. Croacia se encaminaba a su tercera prórroga (segunda inglesa) con cuatro cambios posibles. Pudiéndolo revolucionar todo, Dalic siguió conservador.
Las prórrogas mantienen su viejo efecto fulminante y nada más empezar cayó Strinic lesionado. Ese fue un cambio obligado, salvo ese, por fuerza mayor, el único retoque croata fue meter a Kramaric en el 100.
Inglaterra sí fue antes a por el partido en la prórroga, que reprodujo en pequeño la pauta del partido. Southgate movió el banquillo (buen efecto de Rose por la izquierda) y Vrsaljko evitó otro posible gol de Stones tras saque de esquina.
Pero nadie quería penaltis. Perisic tiró de Croacia y Mandzukic ya estuvo cerca de marcar al final de la primera prórroga.
En la segunda, Perisic otra vez tocó un balón para meterlo en el área y Mandzukic ganó a toda la despistada defensa inglesa. El gol reavivó hasta a Modric.
Perisic y Mandzukic habían invertido ánimos y fuerzas hasta darle la vuelta al partido por completo.
Con el pase a la final de Croacia, no triunfa un estilo de juego o un plan nacional, triunfa una raza deportiva y el pulso y sangre fría de Dalic.
REdacción Ver.bo
Fuente: ABC