A sus 54 años, Mike Tyson vive, entre otros negocios, de hacer publicidad. Como la que acaba de compartir hace unas horas en su perfil de Instagram. Un spot en el que el ex campeón de boxeo se interpreta a sí mismo mientras anuncia la app de un banco francés. Lejos quedan ya esos años en los que el estadounidense ganaba millones sobre el ring con cada una de las victorias que alcanzaba.
Porque entre agosto de 1987 y febrero de 1990, el Tyson (54) parecía realmente imbatible.
Había ganado los tres cinturones mundiales y era el campeón del Consejo Mundial de Boxeo, de la Asociación Mundial de la disciplina y también de la Federación Internacional. Hasta que un día, de hace 31 años, Japón fue testigo de una de sus más grandes caídas. Tyson se midió en Tokio contra su compatriota James Douglas y en una jugada que nadie vio venir, perdió sus títulos de la AMB, CMB y la FIB. ¿La razón? No le había puesto ninguna atención a la pelea, porque estaba demasiado preocupado de «tener sexo», según ha contado el propio Tyson.
El 11 de febrero de 1990, el laureado campeón Mike Tyson se enfrentó al «desconocido» boxeador Buster Douglas, en una pelea que se suponía simple para el favorito de público. Sin embargo, los buenos ganchos y los golpes agiles de Douglas noquearon a Tyson y llevaron al de Ohio a coronarse como inesperado vencedor. «Lo que acaba de hacer Buster Douglas hace que La Cenicienta parezca una triste historia», dijo uno de los comentarías de HBO, después de presenciar una de las peleas más impactantes en la historia del deporte. Y es que, antes de enfrentarse a Douglas, Tyson lleva exactamente 37 victorias consecutivas….
De acuerdo con los medios de la época, Douglas no podía creer su suerte. Tras su triunfo, conversó con algunos periodistas y aseguró que estaba sorprendido por sus capacidades, a pesar de que solo necesitó «cuatro terribles golpes» para dejar a Tyson knock out. Pero el ex rey del ring no se quedó tranquilo con su derrota y afirmó que, en uno de los golpes, Douglas se tomó más tiempo del reglamentario para componerse, lo que podría haber deslegitimizado los resultados. Pero, aunque Tyson y su promotor lo intentaron, ninguno de los dos logró arrebatarle la victoria a Buster. «Fue todo muy desagradable, no me dejaron disfrutar», comentó Douglas a ESPN un par de años después.
Pese a ello, Tyson decidió volver a hablar sobre el tema en 2013, y, esta vez, no culpó a Douglas de su derrota, sino a sí mismo, por vivir una vida de excesos. «El 8 de enero de 1990 subí a un avión para volar a Tokio, pateando y gritando. No quería pelear. Todo lo que me interesaba entonces era salir de fiesta y tener sexo con mujeres. No consideré a Douglas como un gran desafío. Ni siquiera me molesté en ver ninguna de sus peleas en vídeo», redactó, además de entregar detalles sobre su vertiginosa rutina sexual, que acaparó gran parte de su preparación para pelea. «El día antes, estuve con dos mujeres al mismo tiempo y luego dos chicas más, una a la vez, la noche antes», escribió.
Según sus propias declaraciones, en 1990 Tyson se encontraba absolutamente descarriado y le costaba mantener el foco en su carrera. «Le daba dinero a todo el mundo, me iba de fiesta con todo el mundo y me follaba a sus madres, a sus hermanas y a sus primas. Orgias. Era una locura. Estaba tan enfermo y no tenía idea de lo enfermo que estaba. Le compraba a las chicas un montón de coches también», reconoció el boxeador, en Youtube el pasado año. Una opinión respaldada por su ex manager Rory Holloway, quien ha comentado, en numerosas ocasiones, que cree que las derrotas de Tyson fueron producidas únicamente «por su debilidad por las mujeres».
Como ha confirmado el New York Post, las relaciones sexuales que mantuvo Tyson durante esa época, siempre fueron consensuadas. Excepto en julio de 1991, cuando una candidata a reina de belleza -llamada Desiree Washington- lo acusó de violarla en un hotel en Indianápolis. Debido a la denuncia, Tyson fue condenado por violación y sentenciado a seis años de prisión, que finalmente se convirtieron en solo tres inviernos. ¿Y qué hizo el boxeador durante su tiempo en la cárcel? Básicamente, lo mismo que hacía cuando estaba fuera: tener relaciones de manera desenfrenada. «Tenía tanto sexo que estaba demasiado cansado como para ir al gimnasio o entrenar. Simplemente, me quedaba en mi celda», relató hace un par de años, sin mayor pudor.
Pero, tras declararse en bancarrota en 2003. Tyson aseguró que había comenzado a cambiar y a modificar «el descontrol» que era su vida, «a raíz de la bebida, la comida y el sexo». De hecho, en 2014, reveló a The Guardian que había llegado a la conclusión de que la base de sus problemas era su carácter desvergonzado.
«En un punto dije ‘Dios, ayúdame’. No puedo hacer nada más. Porque miro atrás, a la vida que tuve alguna vez, y tenía problemas morales. No tenía moral alguna», afirmó. Así, durante los últimos años, Tyson ha mostrado que se encuentra mejor y que ya no es el adicto que solía ser. «Aun así tengo mucho trabajo qué hacer. Tengo que tratar de amarme a mí mismo», escribió en 2013, dando a entender que está enfocado en el futuro y no en el pasado lleno de sinsabores y penas.
Redacción Ver.bo
Fuente: EM
